Usar el euro fuera de la UE

Hace pocos días, Raül Romeva, cabeza de lista de la candidatura soberanista Junts pel sí, acudía a la BBC para ser entrevistado y explicar las razones por las que se posiciona en la lado secesionista de la cuestión catalana. Antes de entrar en el tema de la entrada en sí, haré dos breves valoraciones: 1) ¡cómo envidio la forma anglosajona de hacer entrevistas! Preguntas directas sin importar la incomodidad que puedan causar; quieren respuestas directas, nada de andarse por las ramas; 2) hay que darle el mérito a Romeva de someterse a una entrevista de este calibre y en inglés (raro en nuestros políticos, aunque cada vez menos, afortunadamente). Ahora sí, vamos al lío.
En un momento de la entrevista, el presentador deja caer la idea de que, al quedar automáticamente fuera de la Unión Europea (argumento que discute Romeva insistentemente, aunque nosotros compartimos), una Catalunya independiente quedaría fuera del euro. Romeva reacciona rápidamente y dice que por qué iban a dejar el euro. A esto, se añade el hecho de que algunas personas me han preguntado si eso sería posible: tener el euro sin estar en la UE. Intentaré aclarar la cuestión.
¿Existen países que utilizan el euro sin estar dentro de la UE? La respuesta es «sí» pero requiere alguna matización. Existen 4 microestados que, debido a su tamaño, a su situación geográfica (están «atrapados» dentro de la UE) y a sus estrechísimas relaciones con estados miembro de la UE, alcanzaron acuerdos para poder utilizar el euro: Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino. Estos estados mantienen relaciones con España, Francia y/o Italia y, debido a su tamaño, su economía no representa un peligro para la moneda común.
¿Podría Catalunya usar el euro si queda fuera de la UE? Acudamos a la práctica. Existen dos estados que adoptaron el euro de forma unilateral: Montenegro y Kosovo. De producirse la secesión de Catalunya, éstos serían los dos mejores ejemplos: el primero si es reconocido como estado (harto improbable, al menos en un primer momento, como decíamos en una entrada anterior) y el segundo si no lo es (recuerdo que Kosovo no es reconocido por algunos estados europeos como Grecia o Rumanía). Por tanto, la respuesta es «sí».
¿Qué supone utilizar el euro sin estar dentro de la UE? Éste es el quid de la cuestión, lo que nadie públicamente explica y a nadie parece interesar. Empezaré diciendo que el euro es una idea brillante que se implementó realmente mal (como la crisis ha demostrado), pero adoptar su uso sin formar parte del BCE no es desde luego una idea mucho mejor porque sí, amigos y amigas, no es lo mismo usar el euro dentro de la UE que fuera. Como titular es bastante soso pero si no se comprende y se acepta esto, difícilmente se entenderá lo que explicaré a continuación.
La clave está en tener un Banco Central propio (o similar). Cuando comparábamos la crisis argentina con la griega, decíamos que el hecho de que el gobierno argentino controlara su banco central le otorgaba la capacidad de imprimir moneda por iniciativa propia para, así, devaluarla y reducir costes. Efectivamente, ningún gobierno de la eurozona tiene la capacidad de imprimir moneda y, por tanto, en épocas de crisis los ajustes se hacen a través de los salarios, costes de producción, etc. como bien sabemos ya aquí. Esto mismo le pasaría a una Catalunya independiente fuera de la UE que usa el euro.
¿Entonces no hay diferencia? Sí, sí, no sean impacientes. El simple hecho de ser parte del BCE (es decir, miembro de la UE y de la eurozona) permite que dicho Banco Central venga al rescate en caso de desastre financiero, presupuestario, monetario… ¿Cómo? Principalmente, comprando deuda soberana (como también sabemos aquí ya). Si Kosovo se encontrara en la situación, digamos, de Portugal ya pueden esperar sentados a que Mario Draghi vaya a echar una mano para evitar la caída de la economía del país. No es su labor. El BCE sólo debe velar por los países miembro (porque es su dinero y su política monetaria la que maneja) y la caída de Kosovo (o de una Catalunya independiente fuera de la UE usando el euro) en nada afectaría a la moneda única. Draghi no compraría deuda de Kosovo porque debería hacerlo con el dinero de los países miembro de la eurozona, lo que significa arriesgar el dinero de «sus jefes». ¿Quién en su sano juicio haría tal cosa?
Ésa es la gran diferencia. Si quieren la red de un banco central, no pueden adoptar el euro sino una moneda propia. Si quieren el euro, el BCE no podrá (ni querrá) ayudarles. Es una decisión difícil teniendo en cuenta que, dentro del proyecto soberanista, Catalunya será (en algún momento) un estado integrado en la UE. Crear una moneda propia para, entonces, retornar al euro, puede crear problemas (situación de la hipotética moneda catalana respecto al euro en el momento de la adhesión, cumplimiento de las condiciones mínimas exigidas para poder ser aceptado en el seno de la Unión, etc.).
No tendría por qué ocurrir nada: aunque se me antoja complicado, pudiera ser que un hipotético estado catalán independiente viviera ese periodo de transición (que se me antoja largo) fuera de la UE con una relativa bonanza económica, siempre y cuando mantuvieran una política fiscal tremendamente disciplinada; es decir, evitar el endeudamiento. Esto, suponiendo que, tal y como predican, los políticos catalanes independientes fuesen extraordinariamente responsables (veríamos si algún político, me da igual el origen, proclamaría que mantiene impuestos altos aunque haya bonanza económica) y que en su entorno económico no haya ni un pequeño resfriado que pudiera contagiar a una economía que, sin banco central, no tendría ni médicos ni medicinas. Debido a las muchísimas incertidumbres existentes, me atrevería a decir que sería una decisión (muy) cara para el ciudadano catalán.
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euroscatalans

Una respuesta a “Usar el euro fuera de la UE

  1. Me temo, Miguel, que confundes Política Fiscal con Política Monetaria. Lo uno trata de qué hace «en el tablero» el estado; lo otro trata de cómo funciona «el tablero» en sí. Carecer no ya de control, sino de suministro de dinero (money supply) estable crea problemas.

    Imagina un hipotético país que usara una moneda foránea, y que importara más en invierno (petróleo) y exportara más en verano (turismo). En ese país sobraría el dinero (moneda extranjera) en verano, pero faltaría en invierno, lo que haría que los precios subieran y bajaran mucho a lo largo del año, lo que volvería inestables la economía, inversión, consumo, y empleo. Una política monetaria que buscara vincular la economía de tal país con esa moneda extranjera, presentando el vigor de ésta como un espejismo de competitividad y prosperidad, bien podría ser tildada de demagógica.

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